Existen muchas ideas que residen en lo más profundo de nuestras mentes.
Los psicólogos les llaman arquetipos. Uno de ellos es el arquetipo del héroe… ese ser que vive en la sombra, anónimo, pero que con sus acciones mejora la vida de los demás.
Ocultos a simple vista, pero si logras adentrarte en su realidad, encontrarás su esencia heroica.
Se trata de José Francisco Pérez.
Vivió una vida común, familia, trabajo, todo “normal” y “correcto”.
La felicidad no era un imperativo, porque lo importante era el molde que existía para él desde antes de que naciera.
Pero los héroes no pueden negar su misión por siempre, y para José ese despertar vino acompañado de la tecnología.
La gran vitrina que representó la entrada de Internet a nuestras vidas, le permitió conocer lo que pasaba en otras partes del mundo, lo que sentían otras personas que vivían a miles de kilómetros de él, pero que tenían sus mismas aprehensiones, sus inquietudes, y aparentemente también ese corazón de héroe demandando despertar y mostrarse.
Entendió que no solo en Costa Rica se consideraba tabú su inquietud, su anhelo, sus preguntas, en todo el mundo, héroes como él tenían que enfrentarse a grandes retos para asumir su verdadera identidad.
Sus búsquedas e investigaciones sobre identidad de género lo llevaron a no sentirse tan solo, a vivir, a través de los foros, páginas, chats y relatos que devoraba ávidamente, sus sueños y anhelos más preciados. Habían personas afuera tomando el riesgo de mostrarse, de exigir un lugar en una sociedad que se niega a reconocerles su espacio.
ENVALENTONADO CON EL APOYO DE TANTOS EXTRAÑOS QUE ERAN AHORA PARTE DE SU FAMILIA, ABRIÓ EL ENORME BAÚL EN EL QUE HABÍA ENTERRADO AL HÉROE QUE SIEMPRE VIVIÓ EN ÉL Y ASUMIÓ SU VERDADERA IDENTIDAD.
Para el inicio del siglo, José tomó la decisión más difícil, pero también la más reconfortante de su vida.
Asumió las consecuencias que tendría su decisión, y se sumió en una misión de autoconocimiento, para entender quién era en realidad, cuál era su género y dónde estaba su corazón.
Tras dar ese paso encontró más personas en el país, que compartían su identidad.
Encontró a la comunidad de personas trans del país y a las organizaciones de apoyo que ellos y ellas han creado para apoyarse y acompañarse.
Al fin pudo dejar a la mujer que tuvo tantos años enterrada en su interior, mostrarse libre y orgullosa.
Como un paso natural luego de asumirse como la mujer que era, empezó el proceso de transición para reafirmar su identidad.
Investigó sobre los tratamientos de hormonas y con ellos logró que su cuerpo respondiera a las razones de su espíritu, pero quedaba todavía un paso enorme: descubrir su identidad verdadera ante su familia.
Afortunadamente contó con el apoyo incondicional de su hijo, que por su condición homosexual, entendía perfectamente lo que ella estaba pasando y tras el temido descubrimiento, encontró en su familia el apoyo y protección que el amor incondicional nos regala. Sus padres, hermanos, hijos, y hasta sus nietos, todos estaban de su lado.
En la actualidad, a sus sesenta años, José goza de una identidad apropiada a su realidad y a su esencia: se llama Francis y ese nombre es consonante con su identidad física y mental. Ella es una mujer y afortunadamente, tras los cambios legales que se han logrado en los últimos años, el Estado Costarricense la reconoce como tal. Francis es una mujer en todos los ámbitos de su vida.
Y ella sí sabe de héroes y heroínas. Sabe quienes son y qué hacen. Los conoce porque diariamente dan la batalla para demostrar quienes son y exigir que se les respete en los espacios en que se desarrollan como seres humanos.
Ellos y ellas hacen a diario lo que tienen que hacer para vivir su verdadera realidad, sin importar lo que digan, porque saben que los héroes y las heroínas de la vida real, trabajan por un mejor mundo para todos, donde quepan todos, donde nadie se quede atrás, aunque el mundo pueda ser hostil e intransigente, su trabajo es su vida, su lucha es la de todos.
NATHANIELA ACUÑA UGALDE
Soy una fotógrafa en constante proceso y regeneración, ya que creo que todos los días hay algo nuevo que aprender y la foto es mi vínculo para conocer historias.
Soy de un bello lugar llamado Ciudad Colón, y desde ahí viajé a
Alajuela para prepararme como un profesional en fotografía en la UTN, lo cual me ha traído solo cosas buenas.
Algunas de mis fotografías han tenido reconocimientos en mi país Costa Rica, donde plasmó las miradas de la calle, la naturaleza y el retrato.
Texto y fotografías por Nathaniela Acuña Ugalde, San José, Costa Rica.